Night at CBA City (?)

No me gusta improvisar. De hecho, lo odio. A mí no me invites a un asado media hora antes. Me molesta. Me molesta que las cosas no salgan como deberían salir porque no se planea la mínima parte. No me gusta correr sobre la hora.

Para nada.

Por eso cuando mi amigo Diego me dijo de ir a Córdoba City (?) media hora antes de salir, le dije que no. Pero el muy turrito (?) me convenció. Y la verdad, me hacía falta algo de improvisación. Romper mis propias reglas.

Después de 4 horas de viaje escuchando rocanrrol, finalmente llegamos a la casa de los tíos de él (previas 2000 vueltas para encontrar la casa, y puteadas mías por la "improvisación). Unos divinos los tíos, comimos picada y todo.

El plan era ir a algún boliche en Cba. dónde se escuchara algo de Rock, miejah. Pero el detalle era que ninguno de los dos conocía demasiado la ciudad, y ahí es cuando se quebró la noche: a la tía de Diego, un mujer muy canchera, se le ocurrió llamar a un vecino "que tenía esa onda". "Es medio pesadito, habla mucho, pero es buenísimo", dijo la tía. Llamó a la casa, y el pibe le dijo que tenía que ver que hacía con la novia, y que esto y lo otro, que después nos avisaba.

Ese después signifícó la debacle (?) total de la noche. Para qué ! (?)

10 minutos después, el pibe llama, y tuve la desgracia de atenderlo. En tiempo record tenía el balero (el mío, claro) lleno de boludeces. Se lo paso a Diego, y otro tanto. Nos dió su teléfono, el que anoté de bastante mala gana. Un par de ":roll:" y cortamos.

10 minutos después llama de nuevo. Que la íbamos a pasar bien, y que iba a llamar a la novia y un par de minitas (?) amigas para que fueramos a tomar algo, que tenía un amigo dueño de un bar, que sí íbamos con él...ya me dió mala espina, pero bueh. Yo soy un odioso (?).

10 minutos después, cae el tipo: zapatillas Topper; jean que le quedaba grande, destruido y abajo de la altura normal en la que lo debe llevar un ser humano; remera de los Redondos, semi destruida, usada para secar algún vidrio en algun semáforo de la ciudad, seguro (?); campera negra con vivos (?) verdes y amarillos. Un cadáver con meses en descomposición tenía más carne que él. Pesaba 30 kilos mojado tops. Ni me acuerdo el nombre de chabón. Ah, sí, Marcelo.

Que escucha a Los Redondos, que escucha a La Renga, que canta y toca la batería, que la vamos a pasar bien, que las amigas de la novia, que Los Redondos, que la novia, que era un gusto conocernos (?), que teníamos buena onda...blah.

Subimos al auto, "poneme rocanrrol loco", "Vamos a comprar cerveza o algo para tomar, es un gusto conocerlos en serio..."

Hacemos media cuadra hasta la casa y dice: "Les molesta si llevo a mi hermano? Tiene 15 años, pero es piola". Y bueh...que se le va'cer.

-"Ah, mi hermano está con un amigo, les jode si viene también...?" "Eh, Mati, Leandro, vengan, suban".

Ya nos miramos feo con Diego. Pero bueh, a lo mejor salía bien la cosa. Hacemos 5 cuadras y el loco dice "Qué lástima que no traje un MP3 de Los Redondos, la puta madre", a lo que Diego se le ocurrió decirle que "bueno, vamos a buscarlo". Volvimos, el loco trae el CD y Diego lo pone.

Así todo el viaje.

"Vamos a un bar de acá a la vuelta", dice este pibe, Marcelo. A lo que el cabeza éste llamaba bar es un kiosco de mala muerte, oscuro y con pinta de cualquier cosa menos un kiosco. Le dijimos que no, que mejor llevamos el chupi (?) arriba del auto..."no tenemos envases; le voy a pedir UNA BOTELLA DE PLÁSTICO así le meto la cerveza".

My God.

Encima, los vivos estos no sabían como salir de su propio barrio, y en cada esquina pedían "doblá acá, doblá acá!" ...cuando ya habíamos pasado la bocacalle.

A mí me sorprendía la calma de Diego, calma que era por demás disimulada según comprobé después.

Tras girar 45 minutos en círculos en busca de una estación de gas, salimos hacia Nueva Córdoba, dónde supuestamente estaba "el bar del amigo".

Otros 45 minutos para poder llegar al barrio, barrio cheto si los hay, lleno de estudiantes, donde las minitas se parten de buenas, por lo que pudimos ver mientras buscábamos "el bar de mi amigo, loco, dale vida a eso". Yo? Inflado las pelotas, tenía ganas de volverme a dormir, lo juro por mis hijas (?).

Oooootros 45 minutos girando en cículos buscando el bendito bar, mirando minones caminando por el barrio. A mí ya me daba verguenza. Encima el gil éste les gritaba desde la ventanilla, cualquiera.

Ya explotamos acá: llegamos a un estacionamiento paqueto (?), y cuando Diego le iba a preguntar por el precio de la hora, el boludo éste le dice "Dejame hablar a mí", mientras se baja del auto:

Vamos a estacionar, se bajan los locos estos, el boludón quería dejar la botella de plástico en la oficina del guardia del lugar. EN LA OFICINA DEL TIPO, leyeron bien. Mientras tanto, quedamos los dos sólos en el auto, al grito de "a éstos los perdemos, viste dónde quiso dejar la botella, los perdemos en la primera de cambio, así, de una (?)."

Le hicimos tirar la botella a la mierda, y empezamos a yirar por Nueva Córdoba. Esté Marcelo no encontraba el bar de su amigo.

Dos horas después (sí, 2 horas) todavía no encontraba el bar, y les decía obscenidades a las minitas, que encima estaban buenazas, nunca ví tantos kilómetros de piernas juntas.

Un vez que encontramos el "bar" (dios, era un pub con mínimo espacio, música de mierda y tragos de mierda), le cagan el trago a Diego (una jarra de fernet en la cual entre los tres pusieron 4 pesos (!) , los otros 16 los puso él, yo no tomo fernet), y nos vamos al toque. Otra horita para decidir que hacíamos, mientras el guaso casi se agarra a trompadas en plena calle, hasta que me calenté y dije, "vamos a algún lado porque me estoy poniendo re loco". Mientras el tipo hacía como que hablaba con su novia imaginaria, mirandonos de reojo. El boludo se creyó que eramos del campo o no sé...

Demás está decir que dimos 2000 vueltas para llegar, Diego se calentó un par de veces, yo también, lo querían hacer doblar en U frente a un cartel de prohibido doblar en U ("metete por ahí de frente mar loco, poneme un inédito, me pasas el control remoto (?), dale vida, doblá acá"), le dijeron que doble a la derecha señalando la izquierda (posta)...

Cuando llegamos...un antro, UN ANTRO...no, acá no nos bajamos ni locos dijimos.

-"Este quiere que me suba al cordón", dijo Diego entre risas.

Screeeeeeeeeeeeeech, sacó el auto escarbando, bajó a los otros dos, y apretamos de nuevo a Alta Córdoba, puteando, maldiciendo y dándonos cuenta que debimos hacerlo a las 5 cuadras.

Resumiendo, la noche fué redondita: se largó a llover, en un pub pedí cerveza y me dieron fernet (no es muy difícil eh, cerveza/fernet, hasta Marcelito se dá cuenta de que son distintos. Eras muy linda morocha, pero no distinguís entre un sapo y un Audi A3...), cuando por fin encontramos un bar temático de rock se largó a llover la vida, no pudimos cruzar la calle de la cañada por 1 hora, cuando la cruzamos y nos mojamos los pies paró de llover, cuando entramos al pub pusieron...reggae. ODIO (y Diego también) el reggae. Una horita de reggae. Menos onda que bandera de chapa, la puta madre.

Demás está decir que cuando salimos de pub se largó a llover de vuelta...

Por suerte, el finde terminó saliendo bien, salvo esa noche. Me la pasé tomando, a veces comí, me relajé y compusimos una canción (?). Pero esa es otra historia...